Digo, y con la ayuda de Dios: sí, anula la ablución; porque se requiere que lo que salga de los dos conductos no sea puro para que se considere como anulador de la ablución: que sea impuro y que fluya hacia un lugar que debe ser purificado, ya sea en la ablución o en el baño. Aquí se cumplen las dos condiciones, por lo que se considera un anulador y es como la sangre en lo correcto, ya que es el agua de la herida delgada mezclada con sangre. Ver: Apertura de la puerta de la atención 1: 61, y Dios sabe.