El trabajo excesivo que invalida la oración es aquel que su observador sabe que su ejecutor no está orando. En cambio, el trabajo mínimo, que es lo opuesto al excesivo, es excusable y no invalida la oración; porque su origen no se puede evitar, ya que en la vida hay movimientos que no son parte de la oración, por lo tanto, se excusa mientras no sea excesivo y no entre en el límite de lo que se puede evitar. Por eso, en este caso, se equipara la intención y el olvido; así, de Abu Qatada, que Allah esté complacido con él: 'El Mensajero de Allah, la paz y las bendiciones de Allah sean con él, solía orar mientras llevaba a su hija Umama, la hija de Zainab, la hija del Mensajero de Allah, la paz y las bendiciones de Allah sean con él, y de Abu al-As ibn al-Rabi. Cuando se ponía de pie, la cargaba, y cuando se postraba, la ponía en el suelo'. Esto se encuentra en Sahih Muslim 1: 385 y Sahih al-Bujari 1: 193. Y de Aisha, que Allah esté complacido con ella, dijo: 'Solía dormir frente al Mensajero de Allah, la paz y las bendiciones de Allah sean con él, y mis piernas estaban en su dirección. Cuando se postraba, me tocaba, así que recogía mis piernas, y cuando se levantaba, las extendía'. Esto se encuentra en Sahih al-Bujari 1: 192 y Sahih Muslim 1: 367, y el toque es el acto de tocar o presionar con las yemas de los dedos. Ver: Sharh al-Wiqaya, p. 159-161, y Tabyin al-Haqaiq 1: 159-162.