Se desaconseja el exceso en los detalles del grabado en el mihrab, ya que distrae al orante, y sobre esto se basa la prohibición de la ornamentación. Sin embargo, está permitido sin excesos el grabado de la mezquita y su decoración con yeso, agua de oro y otros, ya que esto implica una exaltación de la mezquita y del respeto a la religión. La Kaaba ha sido decorada con agua de oro y plata, y cubierta con telas de diversos colores en su honor. No obstante, es preferible y más adecuado destinar el dinero utilizado en la decoración a los pobres. Véase: Tabyin al-Haqa'iq 1: 168.